viernes, 22 de noviembre de 2013

Un post desempolvado: Consideraciones sobre la presencia (o no) de las mujeres: el caso de los museos.


Consideraciones sobre la presencia (o no) de las mujeres: el caso de los museos. 

En 1989, el colectivo de artistas feministas “Guerrilla girls” denunciaba con gran ironía y no menos verdad, la casi ausencia de artistas mujeres expuestas en los museos de arte norteamericanos, particularmente en el Metropolitan Art Museum de Nueva York. Era sólo un “grito pintado” que trataba de despertar una producción  (la cual, poco a poco, es mayor) de estudios y medidas tendientes a conocer y valorar el rol jugado por las féminas en la historia, no sólo del arte, sino también general.
 
 

Entonces, los años noventa llegaron con una preocupación más evidente y compartida en diversas partes del orbe, de hacer visibles a las “invisibilizadas” de la historia. La Historia, ciencia que se sustenta en los hechos acometidos por el hombre (en el sentido amplio del término), parecía haber “olvidado” a la mitad de la humanidad, es decir, la mujer. De manera que aquellas que destacan o muchas veces eran marginalmente precisadas (Christine de Pizán, George Sand, Olympe de Gouges, Flora Tristán, Micaela Bastidas, Santa Rosa de Lima,…), eran las que habían tenido un rol destacado, que no pudo ser ignorado ni por la más patriarcal escritura histórica.

Es importante saber que el combate por la revalorización de lo femenino, se viene librando incluso, en el ámbito museal. De manera precursora, en 1981, en Alemania, surge el primer museo en el mundo, dedicado a presentar el aporte femenino en el arte -sin desmedro de su rol histórico -, el Fraunmuseum en Bonn

Más de una década después, el primer museo (de titulariedad privada) en el continente africano dedicado a las artes populares realizadas por las mujeres, el Musée de la Femme Henriette Bathyly, en Senegal, abre sus puertas en 1994. Tornando a Europa, en la parte septentrional del Viejo Continente, en Dinamarca, en 1991, el Kvindemuseet i Danmark (Museo de la Mujer) recibe la acreditación de museo nacional; y en Italia, en 1993 nace el “Museo della Donna – la donna nel corso del tempo”, con una orientación más de cara al devenir histórico de la mujer.

De un artículo de la autoría de Christine Bard, en donde se reflexiona sobre las enseñanzas que se pueden extraer de la organización y orientación de los museos sobre la mujer en el extranjero, para aplicarlas en una propuesta de creación de un Musée d´histoire des femmes en el país galo (en Archives du Féminisme: 2002) –aunque luego reorientado hacia un cybermuseo (en organización desde 2003-2004)-; se deduce lo tardío en la realización de un proyecto de dicha embergadura en el país de quienes sientan las bases del feminismo como la ya nombrada Flora Tristán y Simone de Beauvoir, “madre de la teoría de género, aunque ella no empleara dicho término”, como lo señala Michelle Perrot en su deliciosa Mon histoire des femmes (2006: 134). Esto se demuestra además con las tardías exposiciones dedicadas a la mujer y el arte como Féminimasculin, Le sexe de l´art y Elles, ambas realizadas en el Centro George Pompidou, en 1995 y 2009 respectivamente; así como la atención reciente  en revistas especializadas como en el dossier publicado bajo el título“Género y la Historia del Arte”, en la prestigiosa revista Perspective. Revue de l´INHA, el año 2007.

 

Lo cierto es que, el proyecto postulado por Bard, se concretó en el portal electrónico http://musea.univ-angers.fr/, teniendo como objetivo –tal como se señala en la página de inicio- “poner en evidencia la evolución de lo femenino y lo masculino a través de exposiciones temporales y permanentes”; dicho de otro modo, a través de la oposición genérica, incorporar a la mujer en la dinámica normal de la evolución histórica, logrando así el (re)conocimiento del rol que le atañe en la construcción de las sociedades a lo largo del tiempo.

 

En su vecino país, España, el interés por el tema ha quedado evidenciado en distintos cursos y conferencias que se han realizado en universidades como la Complutense de Madrid en el 2011 y en la imponente exposición realizada en la sede de la capital española del Museo Thyssen-Bornemisza y los salones de la Fundación Caja Madrid, Heroínas. En ella, el discurso expositivo buscaba transmitir la idea de las “mujeres fuertes: activas, independientes, desafiantes, inspiradas, creadoras, dominadoras, triunfantes”; o, como se explica en el catálogo razonado que se publicó, se buscó analizar, a través del arte, el empoderamiento femenino (http://www.museothyssen.org/thyssen/videoplayer/54, en el link adjunto se puede realizar la visita virtual a la exposición). En este sentido, el mismo hilo conductor de la exposición era transgresor: la mujer ya no era más la sumisa, sino el ser que decidía, asumía y dirigía su propio destino.

 

En América, Estados Unidos presenta al menos tres importantes museos dedicados a la mujer: The women´s museum, en Dallas; el National Museum of women in the art, ubicado en Nueva York y cuyas instalaciones fueron inauguradas en 1987 con la exposición retrospectiva American women artists, 1830-1930; y el IMOW (International Museum of Women), todos con una importante actividad, incluso, en las redes sociales. América Latina también cuenta con algunas iniciativas a este respecto, como en Argentina (http://www.museodelamujer.org.ar/), así como el bien organizado Museo Evita Perón el cual cuenta con un instituto, incluso, de estudios sobre este “ícono” de la historia reciente argentina. En nuestro país, una propuesta aún pendiente fue la realizada por la  historiadora Maritza Villavicencio para la concreción de un museo de la mujer peruana. No obstante los ejemplos precisados, cabría preguntarnos ¿cuál es el rol que dicha institución cumpliría en nuestra sociedad? ¿jugaría un efecto discriminador contrario –contra el varón- el individualizar los actos femeninos en un museo únicamente destinado a su papel en la historia patria? ¿ayudaría a contrarrestar la situación de inequidad subyacente, el descubrir y explicitar su presencia en los diferentes ámbitos, privados y públicos, de nuestro suceder?
 

Estas preguntas podrían abrir un interesante debate, que podríamos empezar a articular reflexionando sobre lo que actualmente se entiende por museo y su rol en la sociedad actual. Estos ya no son simples “templos”(recordemos que el mismo término procede del griego museíon o “templo de las musas”)  o “panteones” inmóviles y terminados, que impone un discurso al visitante. Todo lo contrario. La idea del museo como un lugar sacro ha cedido lugar a la de un lugar de diálogo, de debate y de construcción propia del aprendizaje. De esta manera, esta institución se ha transformado en un lugar dinámico y receptivo, donde se busca despertar la reflexión de los espectadores, educar la sensibilidad y el sentido crítico. Partiendo de ello, en una sociedad como la nuestra, en donde los valores patriarcales se hallan, aún, fuertemente enraizados; donde el feminicidio[1] es un flagelo palpable y donde la mujer, por ende, va poco a poco abriéndose campo, debiendo muchas veces enfrentar una mentalidad anclada en la potestas masculina; un museo de la mujer peruana o la sola inclusión de estas, a través del replanteamiento de muchas de las  narraciones museales de nuestros museos -valga la redundancia-, podría cumplir un rol educativo y social que ayude a transformar los estereotipos de género.
 

Es fundamental en el siglo XXI, que la escritura de la historia de la humanidad, deje de ser “falocentrica”, adjetivo acertadamente utilizado por Linda Nochlin para definir la casi ausencia femenina, durante largo tiempo, de los grandes museos y galerías de arte, así como de los trabajos especializados de esta ciencia. Esta situación que podría parecernos ajena, no lo es tanto: sólo por poner un ejemplo, de los trece maestros de la pintura peruana presentados en una publicación de hace pocos años del diario El Comercio (año 2010), sólo dos tomos individuales fueron consagrados al trabajo de dos artistas mujeres: Julia Codesido y Tilsa Tsuchiya. Si bien es cierto, ya percibimos la inclusión y reconocimiento de estas connotadas (pero poco conocidas, a pesar de todo) mujeres de arte; aun la balanza se inclina para el lado masculino. Anecdótico y revelador es el caso narrado por Sofía Pachas en un artículo sobre la pintora nacional, Teófila Aguirre, autora del lienzo La Batalla de Ayacucho (hoy en el Museo Nacional de Antropología, Arquología e Historia), cuyo nombre es casi desconocido y, en el peor de los casos, ha sido “masculinizado”, como la misma historiadora lo advierte.[2]

CCE. Lima. Marzo 2013. CVP.
Como contraparte debemos decir que, ya un buen paso en la visibilización de producción artística realizada por mujeres, es la exposición de obras de plásticas activas como Claudia Coca, Teresa Carvallo, Rustha Luna Pozzi-Escot, entre otras, presentada en las salas de arte contemporáneo de la Casona de la Universidad Mayor de San Marcos; la realización de festivales de arte urbano como  “Nosotras estamos en la calle” (realizada del 5 al 11 de marzo de este año), como parte de las celebraciones por el día internacional de la mujer y con el auspicio del Centro Cultural España (CCE-Lima).

Museo de Arte Contemporáneo Casona UNMSM. Lima. 2011. CVP.

Cristina Planas. La Frontera. Museo de Arte Contemporáneo. Casona UNMSM. Lima. 2011. CVP.

Claudia Coca. Aparecida. Museo Casona de San Marcos. CVP. 2011

Natalia Iguiñiz. Habla perra. Instalación. Museo de Arte contemporáneo. San Marcos. CVP. 2011
 
 
Atisbar y, aún más, conocer la obra de estas mujeres también ayuda -de una parte- a acercarnos a los valores sociales que inspiraron el mundo de su tiempo y comprender cómo ellas mismas los asumieron, vivenciaron, rebatieron y tradujeron en la construcción de su identidad femenina, lo que muchas veces -no siempre- se trasluce en su obra. Por poner un ejemplo: lo “femenino”, como lo entiende Tilsa Tsuchiya (1928-1984), se trasluce de tres modos: como individualidad, es decir, como mujer  - con una escala de valores identitarios forjada de acuerdo a sus propias vivencias (a su lugar de origen, las costumbres familiares, sociales...)-; como contraparte del hombre, pero sin un sentido de revanchismo o de oposición negativa, sino como “complementariedad universal”, en un sentido metafísico influido por sus lecturas orientalistas -en boga a la época en que se encontraba activa-; y, finalmente, como resultado de esa comunión hombre-mujer, es decir, en su rol de mater, generadora de vida. Esa visión de su “identidad femenina” atiende, evidentemente, al contexto en que desarrolló su plástica, en donde su estancia europea y el mundo cambiante que la rodeaba, la ayudó a construir un discurso propio sobre lo femenino que, tendrá diferencias con el de una artista de los años 20 o con otra, actual; y, por supuesto, con la percepción de su subjetividad, en el caso de un artista varón. De otra, su calidad artística debe ser reconocida en igualdad de condiciones que las de sus pares masculinos. Todo ello ayudará a reconstruir, también, su historia dentro de la historia, por ejemplo, del arte peruano; no ghettoisándolas, sino más bien, cediéndoles el lugar que les corresponde en el devenir artístico.


Así, ya sea desde el campo del arte o de la historia pura, un diálogo franco con todos los componentes de nuestra sociedad, a lo largo del tiempo, con honestidad y objetividad, nos puede ayudar a construir una sociedad más equitativa, con una mentalidad más tolerante y respetuosa, así como con un sentido más correcto de su historicidad.

 
ALGUNOS DE LOS SITIOS INTERNET DE INTERÉS CONSULTADOS

BARD, Christine, « Les musées des femmes à l’étranger », en,
Extrait du Bulletin Archives du féminisme, n° 3, janvier 2002,
˂http://archivesdufeminisme.fr/article.php3?id_article=24>, consultada el 8 de febrero de 2011.

Frauen Museum (Alemania), ˂http://www.frauenmuseum.de/en/>, en línea, versión consultada el 10 de febrero 2011.

Frauen Museum. Museo de la Donna i Merano, ˂http://www.museia.it/>, en línea, versión consultada el 10 de febrero 2011.

International Museum of Women, ˂http://www.imow.org/home/index>, en línea, versión consultada el 9 de febrero de 2011.

Kvindemuseet i Danmark ˂http://kvindemuseet.dk/uk>, en línea, versión consultada el 08 de febrero de 2011.

Musea. Université d´Angers et Université Virtuelle en Pays de la Loire, ˂http://musea.univ-angers.fr/>, en línea, versión consultada el 9 de febrero de 2011.

Musée de la Femme Henriette Bathily, ˂http://mufem.org/index.php>, en línea, versión consultada el 10 de febrero de 2011.

Museo de la mujer argentina, ˂http://www.museodelamujer.org.ar/>, en línea, versión consultada el 9 de febrero de 2011.

National Museum of Women in the art, ˂http://www.nmwa.org/>, en línea, versión consultada el 9 de febrero de 2011.

The Women´s Museum, ˂http://www.thewomensmuseum.org/>, en línea, version consultada el 9 de febrero 2011.

Museo Thyssen Bornemisza, exposición Heroínas, http://www.museothyssen.org/thyssen/videoplayer/54, en línea, versión consultada el 03 de mayo de 2012.



[1]En un informe gubernamental sobre el feminicio en el Perú, entre enero y julio del 2011, cada mes 10 mujeres eran victimadas en el país. Para mayor detalle: http://www.mpfn.gob.pe/descargas/feminicidioENE2011_JUL2011_REG.pdf. Consultado el 03 de mayo de 2012.
[2] PACHAS MACEDA, Sofía, “La Batalla de Ayacucho de Teófila Aguirre. Una pintora peruana tras las huellas de la historia americana”, en, GUARDIA, Sara B. (ed.), Las mujeres en la independencia de América Latina, Lima: USMP, UNESCO, CEMHAL, 2010, pp. 293-301.

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