domingo, 8 de diciembre de 2013

No soy solo violencia: América Latina en la Fondation Cartier para el arte contemporáneo.


Hoy me pregunté ¿qué es Latinoamérica? Y me di cuenta que no es solo violencia.

Latinoamérica es un gran espacio geográfico, rico y fabuloso. Lleno de historia, tradición, mitos y verdades históricas. Es un lugar variopinto, pluricultural y en donde sus identidades siguen en continua redefinición. Es la que se construyó de a pocos en un territorio universal, complejo, rugiente. Es la que tuvo sus propios procesos civilizatorios y la que se incorporó en la historia occidental, en ese primer proceso de globalización del que habla Gruzinski.

América Latina, esa de donde vengo, es aquella que es sobreviviente del colonialismo, del cruce de culturas, de los proyectos políticos inagotables, de las dictaduras y los procesos democráticos. Pero también es un espacio que sigue trabajando en la construcción de su propia visión y proyección en el mundo. En ese sentido, por las venas de América Latina corre arte –en infinitas formas y expresiones-, lenguas, colores, vida y esperanza. Allá en América Latina, lo último que perdemos, es la esperanza. Nosotros somos, problema y posibilidad como decía Basadre para el caso de la historia republicana peruana.


Entonces, ver una exposición como la de la Fondation Cartier para el Arte Contemporáneo, no me gusta. Suena a una lógica pueril, pero no es así. La muestra llamada “América Latina. Photographies. 1960-2013” muestra una América Latina violenta desde la imagen de su cartel promocional. 


Al interior de las áreas habilitadas para dicha exposición, uno recorre los espacios superiores en desorden. No sé si ello fue voluntariamente buscado –como parte de la llamada libertad expositiva-; o, intenta ser una metáfora de la manera tourmentée en que muchos procesos políticos se han vivido en ese lado del mundo. Es cierto que las obras presentadas, generalmente, poseen una esencia crítica y comprometida; pero, en la exposición, no aparecen bien contextualizadas, de manera que no se permite una lectura coherente, ligada a su contexto de producción, como en el caso de la obra Evaporados (1994) de Eduardo Villanes. Tal vez, si la exposición llevara un subtítulo que explicitara que las obras escogidas son únicamente de arte político y/o comprometido, uno estaría preparado para encontrar solo una sección de la producción artística de esa parte del mundo, como me comentaba una amiga francesa con la que visité la muestra.

Visitando las salas, nos enfrentamos a fotos que hablaban de desaparecidas, de muertes y muchas más muertes, de desnutrición, pobreza y atraso. Y nos sentimos chocadas. De hecho, surgieron varias reflexiones en ese transitar irritado. Una de ellas fue ¿por qué presentar una exposición de ese tipo, en París, en un momento en que América Latina vive un proceso de cierta estabilidad? ¿Qué vehiculización hay detrás? ¿Qué visión se trasmite, entonces, a los visitantes –en su mayoría franceses- sobre América Latina? ¿Es acaso un sitio invivible?


                En la muestra, pude ver algunas obras de artistas peruanos (de hecho en la parte donde se consigna la presentación de un documental, se explica que este fue realizado pasando “de Buenos Aires a México, pasando por Caracas, la Habana e incluso Lima”… claro Lima recién viene a ser considerada en el circuito internacional del arte contemporáneo…). Entre ellas vi Evaporados, pero también obras de Milagros de la Torre y unas maravillosas imágenes que transmiten una noción fuerte de nostalgia, de Bill Caro. El Neo Museo Inka de Susana Torres fue el que nos arrancó una sonrisa de ternura entre tanta desolación expuesta.

Pienso que el proceso de definición de nuestras identidades –esta no es única y homogénea en Latinoamérica- es un proceso convulsionado per se y que se enraíza en los procesos de colonización que hemos vivido y de los que también nos hemos nutrido. No obstante ello, no podemos seguir exportando una idea de América Latina basada en lo negativo, en lo paupérrimo o en lo kitsch, como si fuera una característica excluyente de los lugares periféricos. Tampoco debemos solo ser presentados como el souvenir exótico de esa parte del mundo que sigue siendo “mágica”. Es decir, ¿por qué se nos debe seguir mirando con esa visión del “otro”, pero del otro que ha sido construido por el occidental? América Latina debe ser vista y entendida con una mirada horizontal, respetando, en esa comprensión, sus propias esencias, pero no presentándola “en sociedad” como un espacio carcomido. Su convulsión –en todas las sociedades existe un nivel mayor o menor de esta-, sin embargo, puede generar imágenes, también, sublimes. 

Aquí el documental producido por la fundación, que acompaña la muestra. Espero sus comentarios.
http://youtu.be/OK1vljrx-qU




viernes, 22 de noviembre de 2013

Un post desempolvado: Consideraciones sobre la presencia (o no) de las mujeres: el caso de los museos.


Consideraciones sobre la presencia (o no) de las mujeres: el caso de los museos. 

En 1989, el colectivo de artistas feministas “Guerrilla girls” denunciaba con gran ironía y no menos verdad, la casi ausencia de artistas mujeres expuestas en los museos de arte norteamericanos, particularmente en el Metropolitan Art Museum de Nueva York. Era sólo un “grito pintado” que trataba de despertar una producción  (la cual, poco a poco, es mayor) de estudios y medidas tendientes a conocer y valorar el rol jugado por las féminas en la historia, no sólo del arte, sino también general.
 
 

Entonces, los años noventa llegaron con una preocupación más evidente y compartida en diversas partes del orbe, de hacer visibles a las “invisibilizadas” de la historia. La Historia, ciencia que se sustenta en los hechos acometidos por el hombre (en el sentido amplio del término), parecía haber “olvidado” a la mitad de la humanidad, es decir, la mujer. De manera que aquellas que destacan o muchas veces eran marginalmente precisadas (Christine de Pizán, George Sand, Olympe de Gouges, Flora Tristán, Micaela Bastidas, Santa Rosa de Lima,…), eran las que habían tenido un rol destacado, que no pudo ser ignorado ni por la más patriarcal escritura histórica.

Es importante saber que el combate por la revalorización de lo femenino, se viene librando incluso, en el ámbito museal. De manera precursora, en 1981, en Alemania, surge el primer museo en el mundo, dedicado a presentar el aporte femenino en el arte -sin desmedro de su rol histórico -, el Fraunmuseum en Bonn

Más de una década después, el primer museo (de titulariedad privada) en el continente africano dedicado a las artes populares realizadas por las mujeres, el Musée de la Femme Henriette Bathyly, en Senegal, abre sus puertas en 1994. Tornando a Europa, en la parte septentrional del Viejo Continente, en Dinamarca, en 1991, el Kvindemuseet i Danmark (Museo de la Mujer) recibe la acreditación de museo nacional; y en Italia, en 1993 nace el “Museo della Donna – la donna nel corso del tempo”, con una orientación más de cara al devenir histórico de la mujer.

De un artículo de la autoría de Christine Bard, en donde se reflexiona sobre las enseñanzas que se pueden extraer de la organización y orientación de los museos sobre la mujer en el extranjero, para aplicarlas en una propuesta de creación de un Musée d´histoire des femmes en el país galo (en Archives du Féminisme: 2002) –aunque luego reorientado hacia un cybermuseo (en organización desde 2003-2004)-; se deduce lo tardío en la realización de un proyecto de dicha embergadura en el país de quienes sientan las bases del feminismo como la ya nombrada Flora Tristán y Simone de Beauvoir, “madre de la teoría de género, aunque ella no empleara dicho término”, como lo señala Michelle Perrot en su deliciosa Mon histoire des femmes (2006: 134). Esto se demuestra además con las tardías exposiciones dedicadas a la mujer y el arte como Féminimasculin, Le sexe de l´art y Elles, ambas realizadas en el Centro George Pompidou, en 1995 y 2009 respectivamente; así como la atención reciente  en revistas especializadas como en el dossier publicado bajo el título“Género y la Historia del Arte”, en la prestigiosa revista Perspective. Revue de l´INHA, el año 2007.

 

Lo cierto es que, el proyecto postulado por Bard, se concretó en el portal electrónico http://musea.univ-angers.fr/, teniendo como objetivo –tal como se señala en la página de inicio- “poner en evidencia la evolución de lo femenino y lo masculino a través de exposiciones temporales y permanentes”; dicho de otro modo, a través de la oposición genérica, incorporar a la mujer en la dinámica normal de la evolución histórica, logrando así el (re)conocimiento del rol que le atañe en la construcción de las sociedades a lo largo del tiempo.

 

En su vecino país, España, el interés por el tema ha quedado evidenciado en distintos cursos y conferencias que se han realizado en universidades como la Complutense de Madrid en el 2011 y en la imponente exposición realizada en la sede de la capital española del Museo Thyssen-Bornemisza y los salones de la Fundación Caja Madrid, Heroínas. En ella, el discurso expositivo buscaba transmitir la idea de las “mujeres fuertes: activas, independientes, desafiantes, inspiradas, creadoras, dominadoras, triunfantes”; o, como se explica en el catálogo razonado que se publicó, se buscó analizar, a través del arte, el empoderamiento femenino (http://www.museothyssen.org/thyssen/videoplayer/54, en el link adjunto se puede realizar la visita virtual a la exposición). En este sentido, el mismo hilo conductor de la exposición era transgresor: la mujer ya no era más la sumisa, sino el ser que decidía, asumía y dirigía su propio destino.

 

En América, Estados Unidos presenta al menos tres importantes museos dedicados a la mujer: The women´s museum, en Dallas; el National Museum of women in the art, ubicado en Nueva York y cuyas instalaciones fueron inauguradas en 1987 con la exposición retrospectiva American women artists, 1830-1930; y el IMOW (International Museum of Women), todos con una importante actividad, incluso, en las redes sociales. América Latina también cuenta con algunas iniciativas a este respecto, como en Argentina (http://www.museodelamujer.org.ar/), así como el bien organizado Museo Evita Perón el cual cuenta con un instituto, incluso, de estudios sobre este “ícono” de la historia reciente argentina. En nuestro país, una propuesta aún pendiente fue la realizada por la  historiadora Maritza Villavicencio para la concreción de un museo de la mujer peruana. No obstante los ejemplos precisados, cabría preguntarnos ¿cuál es el rol que dicha institución cumpliría en nuestra sociedad? ¿jugaría un efecto discriminador contrario –contra el varón- el individualizar los actos femeninos en un museo únicamente destinado a su papel en la historia patria? ¿ayudaría a contrarrestar la situación de inequidad subyacente, el descubrir y explicitar su presencia en los diferentes ámbitos, privados y públicos, de nuestro suceder?
 

Estas preguntas podrían abrir un interesante debate, que podríamos empezar a articular reflexionando sobre lo que actualmente se entiende por museo y su rol en la sociedad actual. Estos ya no son simples “templos”(recordemos que el mismo término procede del griego museíon o “templo de las musas”)  o “panteones” inmóviles y terminados, que impone un discurso al visitante. Todo lo contrario. La idea del museo como un lugar sacro ha cedido lugar a la de un lugar de diálogo, de debate y de construcción propia del aprendizaje. De esta manera, esta institución se ha transformado en un lugar dinámico y receptivo, donde se busca despertar la reflexión de los espectadores, educar la sensibilidad y el sentido crítico. Partiendo de ello, en una sociedad como la nuestra, en donde los valores patriarcales se hallan, aún, fuertemente enraizados; donde el feminicidio[1] es un flagelo palpable y donde la mujer, por ende, va poco a poco abriéndose campo, debiendo muchas veces enfrentar una mentalidad anclada en la potestas masculina; un museo de la mujer peruana o la sola inclusión de estas, a través del replanteamiento de muchas de las  narraciones museales de nuestros museos -valga la redundancia-, podría cumplir un rol educativo y social que ayude a transformar los estereotipos de género.
 

Es fundamental en el siglo XXI, que la escritura de la historia de la humanidad, deje de ser “falocentrica”, adjetivo acertadamente utilizado por Linda Nochlin para definir la casi ausencia femenina, durante largo tiempo, de los grandes museos y galerías de arte, así como de los trabajos especializados de esta ciencia. Esta situación que podría parecernos ajena, no lo es tanto: sólo por poner un ejemplo, de los trece maestros de la pintura peruana presentados en una publicación de hace pocos años del diario El Comercio (año 2010), sólo dos tomos individuales fueron consagrados al trabajo de dos artistas mujeres: Julia Codesido y Tilsa Tsuchiya. Si bien es cierto, ya percibimos la inclusión y reconocimiento de estas connotadas (pero poco conocidas, a pesar de todo) mujeres de arte; aun la balanza se inclina para el lado masculino. Anecdótico y revelador es el caso narrado por Sofía Pachas en un artículo sobre la pintora nacional, Teófila Aguirre, autora del lienzo La Batalla de Ayacucho (hoy en el Museo Nacional de Antropología, Arquología e Historia), cuyo nombre es casi desconocido y, en el peor de los casos, ha sido “masculinizado”, como la misma historiadora lo advierte.[2]

CCE. Lima. Marzo 2013. CVP.
Como contraparte debemos decir que, ya un buen paso en la visibilización de producción artística realizada por mujeres, es la exposición de obras de plásticas activas como Claudia Coca, Teresa Carvallo, Rustha Luna Pozzi-Escot, entre otras, presentada en las salas de arte contemporáneo de la Casona de la Universidad Mayor de San Marcos; la realización de festivales de arte urbano como  “Nosotras estamos en la calle” (realizada del 5 al 11 de marzo de este año), como parte de las celebraciones por el día internacional de la mujer y con el auspicio del Centro Cultural España (CCE-Lima).

Museo de Arte Contemporáneo Casona UNMSM. Lima. 2011. CVP.

Cristina Planas. La Frontera. Museo de Arte Contemporáneo. Casona UNMSM. Lima. 2011. CVP.

Claudia Coca. Aparecida. Museo Casona de San Marcos. CVP. 2011

Natalia Iguiñiz. Habla perra. Instalación. Museo de Arte contemporáneo. San Marcos. CVP. 2011
 
 
Atisbar y, aún más, conocer la obra de estas mujeres también ayuda -de una parte- a acercarnos a los valores sociales que inspiraron el mundo de su tiempo y comprender cómo ellas mismas los asumieron, vivenciaron, rebatieron y tradujeron en la construcción de su identidad femenina, lo que muchas veces -no siempre- se trasluce en su obra. Por poner un ejemplo: lo “femenino”, como lo entiende Tilsa Tsuchiya (1928-1984), se trasluce de tres modos: como individualidad, es decir, como mujer  - con una escala de valores identitarios forjada de acuerdo a sus propias vivencias (a su lugar de origen, las costumbres familiares, sociales...)-; como contraparte del hombre, pero sin un sentido de revanchismo o de oposición negativa, sino como “complementariedad universal”, en un sentido metafísico influido por sus lecturas orientalistas -en boga a la época en que se encontraba activa-; y, finalmente, como resultado de esa comunión hombre-mujer, es decir, en su rol de mater, generadora de vida. Esa visión de su “identidad femenina” atiende, evidentemente, al contexto en que desarrolló su plástica, en donde su estancia europea y el mundo cambiante que la rodeaba, la ayudó a construir un discurso propio sobre lo femenino que, tendrá diferencias con el de una artista de los años 20 o con otra, actual; y, por supuesto, con la percepción de su subjetividad, en el caso de un artista varón. De otra, su calidad artística debe ser reconocida en igualdad de condiciones que las de sus pares masculinos. Todo ello ayudará a reconstruir, también, su historia dentro de la historia, por ejemplo, del arte peruano; no ghettoisándolas, sino más bien, cediéndoles el lugar que les corresponde en el devenir artístico.


Así, ya sea desde el campo del arte o de la historia pura, un diálogo franco con todos los componentes de nuestra sociedad, a lo largo del tiempo, con honestidad y objetividad, nos puede ayudar a construir una sociedad más equitativa, con una mentalidad más tolerante y respetuosa, así como con un sentido más correcto de su historicidad.

 
ALGUNOS DE LOS SITIOS INTERNET DE INTERÉS CONSULTADOS

BARD, Christine, « Les musées des femmes à l’étranger », en,
Extrait du Bulletin Archives du féminisme, n° 3, janvier 2002,
˂http://archivesdufeminisme.fr/article.php3?id_article=24>, consultada el 8 de febrero de 2011.

Frauen Museum (Alemania), ˂http://www.frauenmuseum.de/en/>, en línea, versión consultada el 10 de febrero 2011.

Frauen Museum. Museo de la Donna i Merano, ˂http://www.museia.it/>, en línea, versión consultada el 10 de febrero 2011.

International Museum of Women, ˂http://www.imow.org/home/index>, en línea, versión consultada el 9 de febrero de 2011.

Kvindemuseet i Danmark ˂http://kvindemuseet.dk/uk>, en línea, versión consultada el 08 de febrero de 2011.

Musea. Université d´Angers et Université Virtuelle en Pays de la Loire, ˂http://musea.univ-angers.fr/>, en línea, versión consultada el 9 de febrero de 2011.

Musée de la Femme Henriette Bathily, ˂http://mufem.org/index.php>, en línea, versión consultada el 10 de febrero de 2011.

Museo de la mujer argentina, ˂http://www.museodelamujer.org.ar/>, en línea, versión consultada el 9 de febrero de 2011.

National Museum of Women in the art, ˂http://www.nmwa.org/>, en línea, versión consultada el 9 de febrero de 2011.

The Women´s Museum, ˂http://www.thewomensmuseum.org/>, en línea, version consultada el 9 de febrero 2011.

Museo Thyssen Bornemisza, exposición Heroínas, http://www.museothyssen.org/thyssen/videoplayer/54, en línea, versión consultada el 03 de mayo de 2012.



[1]En un informe gubernamental sobre el feminicio en el Perú, entre enero y julio del 2011, cada mes 10 mujeres eran victimadas en el país. Para mayor detalle: http://www.mpfn.gob.pe/descargas/feminicidioENE2011_JUL2011_REG.pdf. Consultado el 03 de mayo de 2012.
[2] PACHAS MACEDA, Sofía, “La Batalla de Ayacucho de Teófila Aguirre. Una pintora peruana tras las huellas de la historia americana”, en, GUARDIA, Sara B. (ed.), Las mujeres en la independencia de América Latina, Lima: USMP, UNESCO, CEMHAL, 2010, pp. 293-301.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Vagabundeando o la ciencia de descubrir arte al andar. La exposición del fotógrafo Sergio Larraín.

Cuando pensamos en la palabra "vagabundear", inmediatamente una serie de imágenes negativas vienen a nuestra mente. Sin embargo, si reflexionamos un poco más, podemos encontrar una cierta poesía en la idea de andar errante. De hecho, la misma idea de viajar, comporta la idea de desplazamientos, muchas veces continuos. La vida del fotógrafo chileno -fallecido en el 2012- Sergio Larraín, tiene mucho de "vagabondages" y sus fotografías no solo transmiten imágenes, sino la melancolía que encierra el viaje en sí mismo. 

En mi caso, lo insólito es que, meses antes de emprender el viaje a París, cayó bajo mis ojos -porque llegué a él a través del internet- el artículo del que extraigo una de las ideas que articuló la vida de Larraín: 

"El juego es partir a la aventura, como un velero, soltar velas. Ir a Valparaiso, o a Chiloé, por las calles todo el día, vagar y vagar por partes desconocidas, y sentarse cuando uno está cansado bajo un árbol, comprar un plátano o unos panes y así tomar un tren, ir a una parte que a uno le tinque, y mirar, dibujar también, y mirar. Salirse del mundo conocido, entrar en lo que nunca has visto, DEJARSE LLEVAR por el gusto, mucho ir de una parte a otra, por donde te vaya tincando. De a poco vas encontrando cosas y te van viniendo imágenes, como apariciones las tomas". 

Extrañas coincidencias de la vida, meses después pude apreciar las fotografías del chileno y ver a través de sus ojos, su manera de ver el mundo: como un andar continuo, una suerte de cadena de descubrimientos que no deben terminar nunca. 


París. Larraín.
Él dejó todo, su vida acomodada y su profesión, para echarse a sentir y "revelar" los negativos del mundo. Sus fotografías, llenas de texturas, nos transmiten el día a día, donde la gente sencilla coexiste. Así, él fue revelando los "poros" de las calles de París, como las del Cusco; se fue internando, como si de un Toulouse-Lautrec más reciente se tratara, en los burdeles de Valparaíso; y, fue rescatando de la desidia del mundo, a los niños abandonados de esa ciudad, haciéndolos visibles a través de sus fotografías.

Píssac (1960). Sergio Larraín,




La muestra realizada por la Fondation Cartier-Bresson (quien fue un gran fotógrafo que estuvo estrechamente vinculado a los trabajos de foto periodismo de Larraín), en su pequeño local -acogedor y modernista en su arquitectura-, resulta sobria, sin aspavientos, para así privilegiar la observación de la obra del artista.





En la parte central de las dos salas donde se expone su trabajo, dos grandes vitrinas centrales muestran cuadernos del artista, así como colaboraciones que hizo para revistas de la época. A pesar de que la visita era pagada (6 euros para los simples mortales como yo), pude ver un importante grupo de personas transitar durante la hora que estuve en la muestra, gente, además, que básicamente era europea, es decir, hay un conocimiento o un interés por descubrir la obra de este artista latinoamericano que, claro está, desarrolló parte importante de su trabajo , también, en Francia. Menciono esto porque, junto con esta muestra, se presenta en el Museo du Quai Branly, la exposición Nocturnes de Colombie, donde se pueden ver los trabajos (vídeo arte, fotografía...) de cuatro artistas colombianos; en el Museo de l´Orangerie, la muestra de Frida Kahlo y Diego Rivera (post 1) y, finalmente, mañana se apertura una gran muestra consagrada a artistas latinoamericanos (fotógrafos), desde el año 1968, en la Fondation Cartier. Así que ello me lleva a reflexionar sobre este interés por volver la mirada hacia nuestro "continente" -y lo pongo entre comillas porque generalmente se le particulariza, es decir, es diferenciado de EE.UU y Canadá, ya que al primero solo lo llaman "l´Amérique" ...-, y sus realidades y las manifestaciones artísticas que genera.

Valparaiso. Passage Bavestrello. 1952.
Fuente: 
www.magnumphotos.com
Y ya antes de ir a soñar dormida, me quedo -y los dejo-, con la idea de que quizás, quizás en algunos momentos de nuestras vidas, debemos vagabundear para encontrar arte con solo volver la mirada y, así, encontrarnos nosotros mismos. Después de todo, en francés, vagabundear se refiere, también al "hábito de dejar divagar el espíritu según la voluntad de los sueños". 








[Para entrar en modo de viaje...


Valparaíso. Town of Valparaíso. Café.

Valparaiso. Bar "Los siete Espejos". 1963.

                                                                          ]Fuente: www.fotoespacio.cl/portal/index.php[

sábado, 9 de noviembre de 2013

Creando siluetas: La mécanique des dessous. Musée des Arts Décoratifs de París.

LA MÉCANIQUE DES DESSOUS. Une histoire indiscrète de la silhouette.
-La mecánica de los interiores. Una historia indiscreta de la silueta-

El Museo de Artes Decorativas de la ciudad de París acoge, hasta fin de este mes, una exposición que explora y devela los misterios que se escondían debajo y detrás de las prendas masculinas y femeninas, redefiniendo las formas anatómicas de acuerdo a los patrones de belleza, poder y estatus de cada época.

La exposición denominada “La mecánica de los interiores” revela la ingeniería que permitía generar cuerpos antinaturales, desde el siglo XVI en adelante, la cual permitió modelar los cánones de belleza exigidos por la sociedad occidental de cada momento. Verdaderos artilugios realizados con huesos de ballena, madera y telas de diferentes orígenes, permitieron cinturas estrechas y cuerpos pseudo-musculosos. Los cuerpos no solo quedaban atrapados en disfraces que dificultaban el movimiento o incluso la respiración, sino generaban una deformación de la figura, lo que fue generando, unido a otros factores como la alimentación, las ideas sobre la salud y por supuesto, el desarrollo de la industria de la moda, una transformación de la figura humana de acuerdo al canon de belleza socialmente aceptado.

Femmes déshabillées, femmes assises.  Bernard Buffet (65)
]http://www.lemonde.fr/culture/portfolio/2009/03/16/bernard-buffet-mis-en-lumiere-a-marseille_1168398_3246_2.html[


Entrar en la exposición, que se ubica en un ala del edificio, es entrar un mundo sorprendente. Así, de la manera más didáctica posible -con vídeos, poco texto y réplicas con movimiento que explican la manera de vestir tales artefactos-, desfilan ante nosotros lechuguillas, corsés, corsetería, trajes nupciales de reinas… hasta vestidos de artistas contemporáneos inspirados en prendas del pasado. Lo maravilloso de esta exposición es -aparte del gran sentido didáctico que tiene, que permite incluso, sentir en carne propia cómo es portar estas prendas, con reproducciones que uno puede probarse-, la posibilidad de ver reunidos, gran cantidad de trajes y artefactos, algunos con una antigüedad de más de cuatro siglos, considerando los problemas de conservación que este tipo de objetos tiene. Por esa razón, y aunque de cara al visitante genera algunos inconvenientes, la iluminación empleada es bastante baja para evitar generar estragos en los frágiles textiles. Claro está que en ello también hay un juego museográfico que busca darle el protagonismo requerido a las piezas expuestas.



                                   



Lo que queda claro tras esta exposición es que la manera en que nos proyectamos visualmente al mundo –lo que no significa que esté reduciendo al ser humano a una simple apariencia-, no tiene nada de inocente o no resulta de una mera y total elección personal; sino que esta se ve condicionada y manipulada por la maquinaria de la moda, en donde arte, savoirs-faire, estatus y marketing, se entrecruzan para ayudarnos a caracterizarnos, individual y socialmente.


La visita a esta exposición no terminó ni con café, ni chocolate caliente, pero sí con caminata al lado del Sena tras una divertida sesión de prueba de “les mécaniques” que el museo puso a disposición de los visitantes. Dos datos adicionales: la revista Vogue presentó un artículo donde se incluye un diaporama de la muestra, aquí el link http://www.vogue.fr/culture/a-voir/diaporama/la-mecanique-des-dessous-au-musee-des-arts-decoratifs/14397; y, el precioso y muy cuidado catálogo de la muestra contiene textos de Georges Vigarello, el autor de Lo limpio y lo sucio, altamente recomendable para completar la comprensión del trasfondo social y mental de lo que, en apariencia, es, únicamente, “el frívolo” mundo de la moda. En la página del museo, además de algunos vídeos e imágenes, se puede encontrar una parte del texto del catálogo, escrito por este autor, aquí el link: http://www.lesartsdecoratifs.fr/francais/mode-et-textile/expositions-70/actuellement-447/la-mecanique-des-dessous-une/le-xixe-siecle-de-l-artifice-a-l

Y ya que en esta muestra no se podían tomar fotos, a parte de aquellas correspondientes a la sección en donde mi colocataire -gracias Johanna- y la paria, fungen de "modelos", les dejo el diaporama de la muestra y los vídeos que el museo subió a su página web: 
Bonne lecture et visite virtuelle!

sábado, 2 de noviembre de 2013

un primero de noviembre en el Père Lachaise.


Nueve grados de temperatura no podían impedirme cumplir con la visita apropiada para el día de ayer: ir al cementerio Père-Lachaise. En realidad, no creo que exista un único día para ir a este maravilloso cementerio patrimonial, sin embargo, el clima melancólico de la mañana, así como el que fuera primero de noviembre, día de todos los santos, me convencieron de salir a conocerlo. De paso, siempre es bueno recordar a los que ya no están y recordar lo frágiles que somos, lo efímero de nuestras vidas, a pesar de que siempre estamos luchando por hacer de ellas, un viaje interminable y emocionante.
 
No pretendo hacer de este post, una exposición sobre la historia del campo santo más famoso de París, para eso, hay muchos datos en el internet  y en los libros. Hoy en día, es el cementerio intramuros más grande la ciudad y donde están las tumbas de muchas personas famosas como Edith Piaf, el genial Modigliani (ambos con tumbas modestas y sobrias), o aquella de Oscar Wilde. No está de más decir que también es el lugar que alberga los restos del pintor piurano Ignacio Merino, aunque en este post, lamento decirles, que no pude ubicar aún su tumba. Lo cierto es que esta verdadera ciudad de muertos amerita interminables visitas.

 
 
Pero también, el Père Lachaise es un lugar para reflexionar, acercarse a la historia contemporánea de Europa y, porqué no, conmoverse. Aquí, una serie de monumentos conmemorativos a los combatientes y a las personas fallecidas en los campos de concentración del régimen nazi, nos interpelan a pensar sobre la necesidad de la tolerancia cultural para la cohabitación pacífica.


 


 
 





















Pero también, este cementerio es un lugar de arte, donde podremos encontrar desde tumbas de reminiscencia egipcia, pasando por las neoclásicas, las art nouveau hasta aquellas que presentan un estilo más inscrito en el  arte contemporáneo. Un verdadero museo al aire libre donde el arte funerario se exhibe como en una gliptoteca interminable, donde los héroes, ángeles, personajes salidos de una fotografía como si estuvieran en una escena cotidiana, dolientes, hasta pietá, se suceden.
 







 















 





 




 


 




 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sin embargo, dos reflexiones -si se quieren, patrimoniales-, con relación a la preservación de estas obras, surgen inevitablemente de una visita:
 
- ¿Cómo atender la preservación de las esculturas -y de las tumbas en general- cuando la familia se extingue? En un lugar lluvioso, además, el musgo hace su propio trabajo sobre la piedra y la invisibilización del monumento funerario. Se torna imposible - por lo costoso y enorme de la empresa- que la municipalidad o el Estado pueda encargarse de la conservación de todas las tumbas allí albergadas.
 
 
  
 
- ¿Cómo proteger las tumbas de los personajes famosos, aquellos que todos los turistas -incluida yo- vamos a buscar cuando realizamos una visita? El gran problema es que el visitante, movido por la emoción, a veces negativa, vandaliza los monumentos funerarios. Un caso interesante es el de la tumba de Oscar Wilde. Su mausoleo, de gusto modernista e inspiración oriental, procedente de inicios del siglo XX, actualmente ha sido limpiado y está protegido por un vidrio que impide acceder directamente al mismo. Tumba declarada patrimonio histórico en los años 80´s, sufrió todo tipo de agresiones: desde los besos dejados por sus admiradoras, estampados en la piedra con los más encendidos lápices labiales, hasta la mutilación de los genitales de la escultura por considerarse indecoroso. Aquí me surge una pregunta, ¿cuántos de los maravillosos mausoleos del cementerio Presbítero Maestro contarán con el título de bien patrimonial -más allá de la mera presunción de su valor histórico-artístico-? ¿y los de otros cementerios como el de Trujillo o el de Piura mismo? Ojalá alguien pueda instruirme al respecto. Lo que queda claro es que es imposible, de todos modos, proteger todos y cada uno de los monumentos funerarios y que queda a la decisión de las comisiones científicas pertinentes -como aquí en Francia, papel cumplido por diversas comisiones encargadas de los monumentos históricos a nivel regional y nacional-, la selección de los mausoleos y tumbas que deben ser declaradas como tales y, por ende, protegidas con todo lo que ello implica. El problema subyacente, no obstante, siempre será el tema presupuestario para su conservación y/o restauración en muchos casos y puesta en valor.
 



Para una próxima entrada, les hablaré del columbarium y de las muchas placas recordatorias, emplazadas como una enorme biblioteca, como me dijo una amiga, de personas célebres que se encuentran en dicho lugar, entre ellas, la genial María Callas.

 



Así, en un día lluvioso, recorrí el Père-Lachaise. No solo fue un momento para apreciar arte y recordar a personajes de los que hemos leído o escuchado; sino también para elevar una pequeña plegaria por los que no están más, sobre todo por los seres queridos que, sin embargo, siempre están conmigo.
 
Nada fue mejor, al final del recorrido, para calentar un poco el alma y recobrar ánimos, que un café vienois en el Café de Deux Moulins (el de Amélie). Espero que disfruten del post.